Anécdotas, Conciencia, Reflexión

«Un filósofo más cuerdo de lo que cree», por Javier Malonda

A continuación os dejo con una nueva firma invitada, esta vez cortesía del amigo Javier Malonda, de las webs ESDLV, JavierMalonda.com y TiraEcol.

La primera vez que supe del FilósofoLoco no se trataba sino de unas letras en un comentario de un blog. Unas cuantas letras, sin embargo bellamente ordenadas. En un mar de comentarios anodinos, alguien firmaba unas cuantas frases que tenían más coherencia de la habitual y presentaban a un autor en cuya cabeza no sólo había muebles, sino que además el sofá estaba mirando a la ventana. Triste me resulta decirlo, pero en pleno sigo XXI el Feng Shui ha llegado a pocas cabezas.

Esta parecía ser una de ellas.

Después de leerle el segundo o tercer comentario y descubrir que el tipo vivía en la misma ciudad que yo, le escribí para conocernos, dar un paseo y tomar un par de cervezas. No tardamos en organizar un encuentro.

La mañana era radiante, y el sol brillaba con fuerza sobre nuestras cabezas mientras nos encaminábamos en busca de una terraza en la que sentarnos un rato para charlar con más calma. Ya en aquella primera mañana pude constatar que se trataba de un tipo extraordinario, y a continuación explicaré por qué.

Yo soy de naturaleza insensible. Más insensible que un canto rodao insensible. Suelo pasar la mayor parte de mi tiempo encerrado en mi cabeza, lugar que sólo abandono en ocasiones para asegurarme de que el resto del cuerpo todavía sigue allí. Es por esto que aprecio enormemente pasar algo de tiempo con gente que habita el otro polo dela experiencia vital.

El FilósofoLoco es uno de esos tíos raros que saborean cada bocanada de aire que dan. Las aletas de su nariz se hacen a los lados y su pecho se hincha como un globlo mientras introduce aire en sus pulmones tal que si se lo comiera. Habla y se mueve despacio, y en general su vida discurre a un tempo que, para un canto rodao insensible, siempre girando apresurado llegando tarde a alguna parte, es un verdadero placer contagiarse del ritmo de unos segundos que, en su presencia, parecen transcurrir a cámara lenta.

El FilósofoLoco es uno de esos tíos raros que escuchan más que hablan. En un mundo en el que la mayoría de la gente está esperando a que termines la frase para decir ellos la suya (los hay que ni esperan), encontrar a alguien que procesa lo que uno dice es una experiencia que resulta casi inquietante.

El FilósofoLoco es capaz de quedarse absorto durante horas observando las hojas de un chopo mecerse en la brisa. Le preguntas y te habla de la extraordinaria y fabulosa complejidad de la naturaleza mientras las aletas de su nariz se arremangan y temes que, de un momento a otro, te diga que una oveja se ha cagado a tres kilómetros de distancia. Parece tener una especie de conexión con todo lo que le rodea que a mí me cambiaron en la sala de maternidad por un cerebro overclockeado.

No recuerdo ahora quién decía que «el encuentro entre dos personalidades es como el contacto entre dos sustancias químicas: si se produce alguna reacción, las dos se transforman». Algo de cierto hay en ello. Cada vez que paso unas horas con el FilósofoLoco, una parte de mí deja de correr como el conejo de Alicia, mi cerebro baja de vueltas y me sorprendo abriendo las aletas de la nariz y llenando a conciencia el pecho de aire mientras observo las verdes hojas de un enorme chopo mecerse en la brisa.

Espero que él obtenga, de nuestro tiempo juntos, al menos la mitad de lo que me llevo yo.

Un gran abrazo, FilósofoLoco. Un verdadero placer contarte entre mis amigos.

Si tú también quieres publicar una firma invitada, o deseas tratar cualquier otro tema, puedes ponerte en contacto conmigo en elfilosofoloco@hotmail.es.

Este texto forma parte del archivo de la sección “Firmas invitadas”. Puedes acceder a su enlace original aquí.

 

12 comentarios en “«Un filósofo más cuerdo de lo que cree», por Javier Malonda”

  1. Pingback: Bitacoras.com
  2. No eres la primera persona a la que he leído/escuchado decir algo parecido. Me sorprende que haya personas que, conociendo mínimamente a Javier, penséis así.

    No me ofenden tus palabras, en absoluto. Es tu opinión, y no tengo interés alguno en modificarla. ¡Faltaría más!

    De todas formas, gracias por tu tiempo y me alegro si te gusta el blog.

    Un saludo!

  3. Debe de ser por esa costumbre tan extendida que tenemos los humanos de criticar (negativamente) todo lo que se mueva. Nos rechina que alguien pueda ver y destacar el lado positivo de algo o de alguien. Yo llevo una temporada destacando lo bueno de las personas y me va mucho mejor, porque así me acostumbro igualmente a destacar lo bueno que hay en mí.

    Un abrazo! 🙂

  4. Un día tuve un curioso sueño. Bueno, todos los sueños que tengo son curiosos.
    La cuestión es que iba por la calle caminando, y de repente se presentaron a mi vista, a cada lado de la calle, dos grandes letreros luminosos. En el de un lado el cartel rezaba «se reparten abrazos, aunque tú no te vas a llevar ninguno»; en el del otro lado, ponía «se reparten hostias, aunque tú no te vas a llevar ninguna». Tras unos segundos en medio de la calle, decidí entrar al de los abrazos. Cual fue mi sorpresa cuando vi que estaban todos los asientos vacíos, mientras que en el escenario habían algunos sujetos abrazándose. Salí inmediatamente y, por curiosidad, me asomé al de las hostias, y nada más franquear la puerta de entrada, quedé petrificado al ver que no había ni un asiento libre, que todos estaban ocupados por espectadores que estaban presenciando como, en efecto, unos sujetos se daban de hostias en el centro del escenario. A mí me entraron ganas de vomitar, no sé si por mis reacciones primarias ante cualquier tipo de situación violenta que presencio desde tiempos inmemoriales, o por constatar que los espectadores parecían estar disfrutando de lo lindo el escabroso espectáculo.

    Y es que aquí lo que vende es lo que tú dices, Javier. La crítica destructiva, el poner a parir a alguien, aunque sea porque sí. Valorar y (pre)juzgar la conducta de los demás a la ligera, sin pararse a pensar, ni a intentar entender, que algo habrá movido a esa persona a actuar de esta u otra manera. Lo que vende es el enfrentamiento, eso es lo que busca el espectador en los medios de comunicación. Eso es también lo que buscan muchos lectores por aquí, e incluso lo que generan algunos escritores. Esa opinión de arriba, como habéis indicado, no me parece criticable; se juzga por sí misma. Yo visité esa página hace unos meses, leí varios artículos, a un ritmo de veinte o treinta tacos como mínimo por artículo, y con eso tuve suficiente. Su autor es muy libre de escribir lo que le dé la gana y de poner a parir a quien considere oportuno en sus textos, pero no me parece muy acertado por su parte extrapolar su conducta habitual a los demás.

    Tampoco quiero que este texto se convierta por mi culpa en una cascada de elogios, pero como creo que el objeto del mismo me coge de cerca, no me quiero ir sin dejar la mía.

    Llevo varios meses leyendo las páginas de Javier, y si a algo me he acostumbrado en este tiempo que llevo siguiéndole es al elogio poco frecuente, pero constructivo. Entiendo que ha escrito estas palabras porque ha conocido a alguien que le ha marcado, una de esas personas que uno tiene que conocer en la vida. Él ha tenido esta suerte. Yo la tuve hace ya la tira de años, aunque aún no he perdido la cuenta. Y sin embargo, es en estos últimos meses cuando me estoy dando cuenta el enorme privilegio que he disfrutado al poder compartir mi tiempo y mis inquietudes con alguien tan afín y tan diferente al mismo tiempo. Con alguien con quien me complemento tan bien. Hace unos días una buena amiga nos decía «parecéis Epi y Blas». Creo que uno de los dos era marica, así que lo mejor es que concretemos los papeles lo antes posible, para evitar confusiones.

    No sé si esto le pasará a los demás, pero a mí me suele ocurrir que cuando me viene al recuerdo una persona que conozco, cualquiera, mi mente la asocia a una idea, generalmente compuesta por pocas palabras. Vamos, que tiende a etiquetar. Trato de evitar esta expresión cada día más, pero en este caso me resulta difícil.

    Durante estos años, varios adjetivos han poblado mi mente, según el momento, acerca de Elfilósofoloco. No todos han sido buenos, ha habido algunos como «dejao», o «perezoso». Incluso “vago”. Pero últimamente, todos los que me vienen son referentes a virtudes. Lo pensaba hace unos días, antes de publicarse este artículo. «Si tuviera que definirle en pocas palabras, ¿cómo lo haría?». Y la respuesta que articulé fue algo así como «vive despacio». Aunque no sé si la cambiaría por un «vive», así, a palo seco. Sí, creo que sería suficiente. Mi amigo está hecho un vividor, en el mejor de los sentidos.

    Siempre he oído en gente más mayor eso de «tienes que ver, oír y callar». Sólo conozco a una persona que parece seguir la regla, y es Elfilósofoloco. Aunque podríamos cambiarla por «ver, oír y sentir». Procesa como pocos esos estímulos que recibe, y a continuación los exprime al máximo.

    Ciertamente, este chaval es de lo más parecido a un iluminado que he conocido en mi vida. Por eso sé de lo que hablas cuando le describes como alguien capaz de estar contemplando un chopo mecerse al viento durante horas. Por eso puedo imaginar, aun sin conocerte en persona, la brutal experiencia que supone dar con alguien así.

    Gracias también de mi parte, Filósofoloco. Sé que últimamente me repito mucho con los agradecimientos, pero me cuesta mucho guardármelos, ahora que soy capaz de contemplar un chopo al menos durante unos minutos, y de recordar que eso, como muchas otras cosas, te las debo a ti.

    Sé también que ni de coña tú puedes haber aprendido lo mismo que yo de ti. Pensarlo sería muy pretencioso por mi parte, pero eso en cualquier caso ya es algo que no me corresponde juzgar a mí. Eso, mejor, se lo dejo a otros.

  5. Diego, me resulta interesante el sueño y la manera en que lo has integrado en tu comentario.
    Mi profesora de PNL nos explicó que, cuando uno habla a otro, también se está hablando a sí mismo. En ese sentido, hablamos a los demás como nos hablamos a nosotros mismos, como nos han enseñado: viendo y resaltando los «defectos». Y no sólo de «defectos» estamos hechos, sino también de «virtudes». Reconocer las virtudes en otros es reconocerlas en uno mismo. Y desde luego, creo que vivimos en un mundo muy necesitado de virtudes humanas. Por eso, en cuanto puedo, aprovecho para destacar las virtudes de uno, aquello que resulta beneficioso para todos. Aquello de lo que este mundo más urgentemente necesita.

    Quizá Juanjo haya aprendido tanto de ti como tú de él. El equilibrio es condición de base en cualquier interacción.

    Y para terminar, pensar que un pensamiento pueda ser pretencioso es juzgar un pensamiento mismo. Creo que es la primera vez que leo, o al menos que detecto, un pensamiento sobre un pensamiento. Quizá por eso nos llama tanto Juanjo la atención, porque los seres humanos estamos hechos para ver, oír y sentir. El resto son pajas mentales de dudosa utilidad (yo todavía se la estoy buscando) aunque, eso sí, extremadamente placenteras para aquel que gusta de pensar sobre lo que piensa. Quizá sea esa nuestra virtud, el percibir ese segundo nivel de abstracción y significado en el pensamiento. Me pregunto para qué puede servir algo así. Y mientras pienso sobre lo que pienso, mi mente inconsciente encuentra nuevos caminos… explora nuevas soluciones… experimenta nuevas sensaciones… que enriquecen mi vida por caminos que mi mente consciente empieza a atisbar ahora.

    Y mientras continúo viendo palabras, sentado en la silla con los ojos abiertos… puede que sienta mi propia respiración, o quizá sienta el peso de mi cuerpo sobre la silla, o puede que sienta mis pies sobre el suelo…

    Algo me dice que te gustará la hipnosis ericksoniana.

    Un abrazo 🙂

    Javier

  6. Wow…»critica destructiva», «criticar por criticar», «su opinion se juzga por si misma»…esta muy bien eso de sacar lo bueno de cada uno y darnos palmaditas en la espalda diciendo «que de puta madre soy yo» pero tambien hay que saber reirse de uno mismo, vamos digo yo.

    Si de verdad os quereis quedar con las cosas buenas parece que se os ha pasado lo de «las muchas virtudes de Javier» o «buen texto de Javier» o «Felicidades por el blog». No seais tan martires hombre, en lugar de miraros tanto el ombligo y quedaros solo con lo de «engrasador profesional» que no ha sido mas que una broma mal entendida (mea culpa, no escribo muy bien). Parece que los que buscais el enfrentamiento sois vosotros joder :p

    Lo dicho, felicidades por el blog, felicidades a Javier por escribir tan bien y me felicito a mi porque soy un tio comedido, no pierdo los papeles y no he hecho nada malo salvo dar mi opinion con cierta ironia.

    Saludos a todos!!

    @mellondep: «20 o 30 tacos por articulo»…quizás, no los cuento, pero gracias por el dato. Pero chico, son palabras que estas en el DRAE, y para eufemismos ya tenemos los de los politicos…si juzgaran a Perez-Reverte por la cantidad de tacos que dice no estaría en la RAE no?

  7. 🙂

    Yo sí que me quedé con lo bueno de tu comentario y percibí lo otro como una ironía. No es fácil en esto de las letras impresas y entre desconocidos, pero a base de practicar el «engrasamiento» uno va percibiendo cada día más lo bueno que hay en lo que hacen y dicen los otros. Y en uno mismo, que es lo mejor.

    Un saludo! 🙂

  8. Discrepo rotundamente con Javier.
    Si dominas el castellano tienes el 20% del alemán aprendido.
    Si dominas el inglés tal cifra sube al 30%.
    Lo único que necesitas para hincarle el diente al alemán es tiempo y perseverancia.
    Lo español está apreciado, hay que verlo en comparación con los demás extranjeros.
    Los alemanes (hasta la mayoría de los adultos) tienen humor, no son secos ni serios, son personas distintas a nosotros, sólamente hay que tener paciencia y renunciar a nuestro particular punto de vista.

  9. Uf! Soy mujer y nina me habia atraído nada tanto como la excitación del poder mental. Tener alguien a tu mismo nivel enfrente da la mejor de las sensaciones y sentimientos, y da gusto, porque no suelo sentir por mucho, solo por lo importante.
    Gracias por no hacerme sentir única, y sobre todo en el dia de hoy que ya empezaba a perder en si mi forma de pensar era de locura.
    Gracias porque se que sabes de lo que te hablo.

  10. Que curioso, cuanto mas leo los post, mas me sorprendo…antes de leerlos había realizado algo similar o pensado algo relacionado con lo escrito. A veces siento que somos una gran mente y que nosotros somos pensamientos que surgen y la habitan. Dicen que hablo mucho en metáfora, en realidad la vida me despierta esa manera de expresarme o las imagenes con las que leo la realidad, no por eso cuando tomo el tren creo que entro en un estado de conciencia diferente que me desplaza a 5 centimetros del suelo, es un tren, aunque el que tomo parece una lata oxidada en donde habitaron sardinas.
    Te sigo, hasta la próxima filosofo loco. yo no soy de Valencia, estoy lejos pero me dicen desde niña que estoy en la luna de Valencia.
    Un abrazo con buenos aires del sur
    Rocío Laguna

  11. Estoy releyendo los post y siempre me dejan algo nuevo, hermoso. La multiplicidad de pensamientos me inquieta, la diversidad de lecturas que se hacen desde cada uno es muy interesante y tambièn no perder el rumbo de lo que se transmite. Aprendo mucho
    mil gracias!, ojalà algùn dìa me sorprendas con un post nuevo a pesar de tu desiciòn
    un abrazo sureño
    desde Buenos Aires
    Rocìo Laguna

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