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¡Tengo derecho a estar loco!

La locura ha sido atribuida desde el principio de los tiempos a causas sobrenaturales.  En las más antiguas civilizaciones se creía que los locos actuaban de manera diferente porque estaban poseídos por entes malignos. En el mejor de los casos, la locura era tratada con exorcismos o trepanaciones. En el peor de los casos podían sufrir horrores hasta el alivio de la muerte.

Aunque ya en la antigua Grecia se había teorizado sobre los orígenes psicológicos de la locura (separándola de lo sobrenatural o maligno) , las enfermedades mentales han sido estudiadas a fondo desde hace relativamente poco, en los siglos XIX y XX por pioneros como Freud o Jaspers. De esta forma llegamos hasta el conocimiento actual de la psique, que da paso a que se nos pueda separar oficialmente entre locos y cuerdos.

Seguro que en algún momento de tu vida, casi seguro en la infancia pero puede que también en tu madurez, te han hecho sentir en mayor o menor medida como si estuvieras un poco mal de la cabeza. Y la verdad es que para que se te vea como un bicho raro a veces no hace falta mucho. Con que vivas la vida un poquito a lo loco puede ser más que de sobra.

Tal vez, una tarde de repente se pusiera a diluviar y decidieras disfrutar bajo la manta de lluvia en lugar de ponerte a resguardo como el resto de la gente. Puede que te chiflen las películas gore o que seas un entusiasta de los fenómenos paranormales. Tal vez seas un friki que tiene un disco de 1 terabyte lleno de anime o quizás eres homosexual y has sentido como muchas personas te trataban como un enfermo mental.

Aunque el término «loco» se usa con frecuencia para los enfermos mentales de alto grado, no hace falta que seas violento ni supongas un peligro potencial para nadie. Hasta final del siglo XIX se denominó a la locura como  cualquier comportamiento que rechazaba las normas sociales establecidas, y aún hoy  sólo con pensar distinto a la mayoría de la gente puedes ser llamado o considerado loco, con los prejuicios y perjuicios que ello conlleva.

Asumir los roles en los que está estructurada tu sociedad no es una tarea ni fácil ni rápida. Desde pequeños somos educados como si estuviéramos en una burbuja, en base a unos principios morales que cuando somos mayores vemos violados a diario. La línea que separa lo correcto de lo incorrecto a veces es muy difusa y tienes que estar siempre preocupado de estar pisando en la zona de la corrección, porque un paso en falso puede ser considerado como un revés en tu conducta, algo que de por sí no es peligroso para nadie excepto para tí, por las consecuencias que te puede acarrear.

En la actualidad, disponemos de una libertad de expresión que, si bien está bastante recortada en algunos aspectos, es muy superior a la que tuvieron nuestros padres y abuelos, y por supuesto a la que tienen en países acribillados por el hambre, la pobreza y la guerra. Puedes pensar lo que quieras y decirlo abiertamente, siempre que te abstengas de cosas como gritar «¡bomba!» en un aeropuerto o similares actos de puro y duro trolleo social. Evidentemente tu libertad termina cuando transgredes la de otro, cuando la simpática locura se convierte en una demente violencia física o verbal.

Podemos ejercer nuestro derecho de libertad individual para multitud de cosas, puede que más incluso de las que imaginamos, pero el yugo del «qué dirán» siempre está ahí acechante, haciendo que nos replanteemos si realmente nos conviene hacer eso que íbamos a hacer o nos conviene decir eso que teníamos en mente. La ley no nos cohíbe pero las personas  sí.

Y aunque cada vez es más la gente que se expresa libremente y que no juzga a los demás en base a modelos éticos y morales obsoletos, a mí me siguen mirando mal cuando me río en medio de la calle al recordar un vídeo de Pitito o la broma de Manolo Cabezahuevo. O cuando conversando  con alguien le digo que vivimos en una cárcel de barrotes invisibles. Y no es que me importe que me miren mal, al contrario, es todo un honor para mí y lo hago saber con una complaciente sonrisa hacia mis queridos inquisidores sociales.

Al fin y al cabo soy consciente de que el rechazo que puede provocar la actitud de un loco como yo se debe al miedo innato que el ser humano siente por lo desconocido, por lo que discrepa y por lo misterioso. En realidad, cuando alguien te ataca por ser diferente, no te ataca por odio sino por miedo, porque su ignorancia no le deja entender lo que eres y por lo tanto estás poniendo en jaque todo lo que le han inculcado desde pequeño.

Pero si a mí no me importa que me miren mal, sí me entristece que se discrimine a los que piensan distinto, porque además de ser malo para el oprimido, es malo para el resto de la comunidad. Personas como Einstein o Gandhi han sido acusados de ser locos, y esa persecución hacia quien corrompe el orden establecido se ha llevado por delante quién sabe a  cuántas personas y a cuántos genios.

Hoy en día vivimos amparados por una constitución que nos otorga unos derechos y unas obligaciones. Yo cumplo con mis obligaciones como ciudadano: entre otras cosas pago mis impuestos, realizo correctamente mis trámites con la administración y no pongo en peligro la integridad física de ningún otro ciudadano.

Al cumplir con estas obligaciones, tengo una serie de derechos, y salvo que exista una ley que me lo prohíba (que no la hay) yo tengo derecho a pensar lo que me dé la gana. A ser anarquista, budista o cristiano si me apetece. A grabar vídeos con mis amigos haciendo el capullo, o quedarme embobado mirando al cielo y de repente ponerme a llorar. Tengo derecho a pensar que el hombre es un ser despreciable y que a la vez es infinitamente maravilloso.  Tengo derecho a vestirme como un vagabundo y a ser un payaso (todos mis respetos a los payasos). A dar las gracias a alguien por su amistad o por su amor un día cualquiera. Tengo derecho  a maravillarme cada día por la enorme casualidad y suerte de que mi corazón siga latiendo, y poder sentir cosas para las que las palabras se quedan pequeñas. Tengo derecho a estar loco, y a creer que la locura forma parte de la magia de la vida.

El ser humano… es extraordinario.

35 comentarios en “¡Tengo derecho a estar loco!”

  1. Todos tenemos derecho a estar un poco locos sin ser juzgados, de echo todos estamos un poco locos.
    Yo empecé una relación muy enamorada los 3 primeros meses no podía dejar de dibujarlo, entre otras cosas viviamos en distintas ciudades y no lo podía ver.
    Con toda mi ilusión le enseñé al verlo mis dibujos, pensando ke le haría ilusión saber que habñia tanto tiempo estado pensando en él… y me llamó loca.

    Creo que hoy en día cualquiera que viva solo con la cabeza y no use el corazón piensa que el que usa la cabeza pero más piensa con el corazón esta loco.. pero solo hacemos lo que sentimos, ni más ni menos,e ste mal o no y sea normal o raro…

    El loco es aquel que hace aquello que realmente desea…

    1. No es así, si bien no me convence Poe ese pensamiento es el mismo por el cual frustraban a los grandes genios, por juzgarlos como locos. «Hay que estar verdaderamente cuerdo para llegar a la locura».

  2. Gracias a todos por los comentarios!

    Caoschaoli, cuando has comentado eso que un chico muy querido te hizo sentir, es precisamente a lo que me refiero en el post cuando digo que en algún momento de nuestra vida, nos han tratado o hecho sentir como si no estuviéramos bien de la cabeza. Y no ya por estar bien o mal de la cocorota, sino por el desprecio que eso supone. Parece ser que los diferentes están siempre un escalón por debajo, y en el caso de los «locos» como nosotros no es menos.
    Y coincido contigo, el loco es el que hace lo que realmente desea. Sin clichés, sin normas y sin protocolos sociales. Hacer lo que deseas, y hacerlo de corazón. En ese sentido me alegro de estar loco, y de descubrir que hay más gente como tú y como yo.

    «Edurne», lo siento pero no acabo de entender del todo la frase. Cuando un loco te parece sensato es el momento de ponerle la camisa de fuerza… quizá sea ese también el momento de pensar en que nos la pongan a nosotros, no?

    Muchas gracias también a los nuevos lectores Barbijaputa (toma peazo nick) y harry, espero sinceramente que os agrade lo que encontréis por aquí.

    Y a Beeril, colega, muchas gracias también. Tú, tu blog y tu humor también sois realmente maravillosos.

    Un saludo a todos!

    1. Estoy completamente de acuerdo con esa frase «el loco es el que hace realmente lo que quiere y desea»…Es completamente cierta ya que al estar supuestamente loco como dicen, no te dejas llevar por las opiniones de los demas. Un loco tiene sus propios pensamientos y toma sus decisiones sin importale el pensamiento de los demas o de la sociedad, debido a que cree en si mismo y en sus pensamientos.

  3. Me siento identificado al 100% con el artículo.

    Loco es el individuo que siente, y por ello se siente impulsado a hacer todo lo que le nace, aunque esté fuera de los cánones establecidos… por ello me siento orgulloso de sentir, y de compartir mi locura contigo… un abrazote.

  4. Estar loco es la mejor forma de cordura, mi querido filósofo…..

    Gracias por tu amable comentario.. me he sonrojado que no veas, que verguenza! No sé, supongo que soy algo brusca,pero en el fondo no está tan mal.

    He andado buscando alguna clase de email o algo así en tu perfil y no lo he encontrado, joo, yo que quería escribirte! 😦

    En fin, keep dreaming.. al fin y al cabo, es una forma mas de vivir… y de sentirse vivo. Yo nunca dejaré de hacerlo. Es una filosofía dominante en mi vida.

  5. Mellondeep, amigo del alma, gracias por visitarme de nuevo. Te entiendo perfectamente, porque tengo la gran suerte de conocerte y saber que eres un «loco bueno» como yo. Un abrazote para tí también. Habrá entrada sobre Toletvm.

    Y también muchas gracias a la petite Mariona por su amabilidad y por profesar tanto tanto amor.

    Locos saludos.

  6. Ser una persona libre es maravilloso, que no te importe la censura de los demás. Quiero que me dejen ser como soy, puesto que no hago mal a nadie. No quiero formar parte de ningún grupo, quiero tener mis propias ideas (aunque sean importadas de aquí y de allá). Pero eso no es estar loco, ese es el apelativo que te dan aquellos a los que no les gusta que seas así. Estar loco no debe ser bueno, no debe hacerte muy feliz. Reclamo la libertad de ser como yo quiera sin que me llamen loca.
    Un saludo, filósofo, y a todos los demás. Es un placer leerte.

  7. Locura y libertad a veces se confunden, pero sus límites son diferentes. También hay distintos grados y distintas formas de locura, algunas son encantadoras y tiernas, pero otras son sangrientas y destructivas. Revindico la «buena locura» y combatiré siempre la segunda.
    Excelente post, que como siempre, me hace pensar, lo cual te agradezco, porque a las neuronas hay que darles trabajo para que sigan funcionando.
    Hasta pronto. Desira

  8. Muchas gracias Alicia y Desira por vuestros comentarios!!!

    Me han parecido extraordinariamente interesantes vuestros comentarios (como siempre), y me voy a tomar la libertad de comentároslos detenidamente, porque la cosa tiene su miga.

    Las dos comentáis cosas parecidas, el confundir libertad con locura o hablar de locura con una acepción no demasiado ajustada a la realidad. Hablo de esto en el post cuando digo «Evidentemente, tu libertad termina cuando transgredes la de otro, cuando la simpática locura se convierte en una demente violencia física o verbal.»

    He tratado de informarme bien, como hago siempre, antes de escribir el post, y admito que he jugado un poco con el uso de las definiciones, pero sin llegar a usar la palabra «loco» como una trivialidad, ya que intento ser siempre todo lo real que puedo en mis reflexiones.

    No obstante, es posible que no me haya expresado todo lo bien que quisiera.
    Estas son las acepciones que recoge el diccionario para «loco»:

    1. adj. Que tiene trastornadas las facultades mentales. También s.:
    ej: los locos reciben tratamiento psiquiátrico en el manicomio.
    2. Insensato, imprudente. También s.:
    ej: eres un loco si piensas que así vas a conseguirlo.
    3. Que excede en mucho a lo ordinario o presumible:
    ej: precios locos.
    4. Que siente un gran deseo, interés o entusiasmo:
    ej: estoy loca por irme de vacaciones.
    5. [Mecanismo] que no funciona adecuadamente:
    ej: el reloj se ha vuelto loco.
    6. fem. col. Hombre homosexual de aspecto y ademanes exagerados. «loca, locaza»
    7. amer. col. Prostituta.
    8. «a lo loco» loc. adv. col. Sin reflexionarlo:
    ej: las cosas que se hacen a lo loco suelen salir mal.
    9. «cada loco con su tema» loc. col. Expresa la excesiva insistencia de alguien en un asunto.
    10. «hacerse el loco» loc. col. Fingir no ver o no darse cuenta de algo:
    ej: claro que nos vio en el cine, pero se hizo el loco.
    11. loco por loc. Enamorado:
    ej: ¿no te das cuenta de que está loco por ti?
    12. «ni loco» loc. adv. col. De ninguna manera:
    ej: no voy ni loco.

    La acepción más usada y lo que convierte la palabra «loco» en casi un monopolio de enfermedades mentales es la primera. No obstante, dentro del grupo de enfermos mentales también los hay inofensivos («locos buenos») y tremendamente peligrosos («locos malos»).

    Las acepciones con las que más juego en el post son la 2 y la 3, las que referencian a alguien loco como un individuo raro o insensato. Nada relacionado con la violencia o la peligrosidad para terceros, lo que los convierte en «locos buenos» desde este punto de vista.

    Tenéis razón, en realidad el post va sobre la libertad, como muchas de las cosas que escribo, pero a lo que voy con esta larga y PEDANTE explicación es que sí he usado la locura en varias de sus acepciones REALES, y no como un mero utensilio.

    Os agradezco enormemente que os toméis unos minutos para leerme, reflexionar acerca de lo que escribo y emitir vuestras opiniones. Creedme cuando os digo que aportáis mucho con vuestros comentarios, y que me siento muy feliz de que sigáis visitándome.

    Alicia y Desira, dos de mis ángeles blogueros, un millón de gracias por vuestra aportación.

  9. He entendido lo que querías decir, filósofo. No he pretendido poner ningún «pero» a tu argumentación, que me parece perfecta. Hablas de los «locos» en un sentido metafórico y no clínico. No obstante, hay locos que no son peligrosos ni nocivos para terceros y sí para ellos mismos, lo cual no deja de ser peligroso aunque no preocupe tanto a la población en general. Los neuróticos son enfermos mentales que no representan ningún peligro para los demás, pero sí les puede ocasionar tal angustia que les impida desarrollar una vida normal.
    Pero, como te decía, sé que no te referías a estos locos, sino a gente desinhibida, puede que excéntrica, raros en el sentido de ser diferentes a la norma, gente que se atreve a vivir a su modo sin seguir los patrones que les dictan los demás, pero siempre respetuosos, amistosos, solidarios llegado el caso, con el suficiente grado de empatía para no hacer daño a nadie, porque comprenden el dolor. Esos locos sí me gustan y aspiro a ser uno de ellos.

    Un saludo, filósofo «loco».

    1. Veo que entendiste desde el primer momento tanto de lo que hablaba como la manera en la que quería exponerlo. Sólo intenté «rematar» unos conceptos que creo que no expresé todo lo bien que me hubiera gustado, y que pueden dar pie a equivocaciones de interpretación.

      Tienes toda la razón, muchos enfermos mentales no son un peligro para nadie pero sí para ellos mismos, ahí te tengo que decir que es un pequeño cabo suelo que se me ha quedado por reflejar y que si nos ponemos a profundizar también daría en sí para un post entero. Sería interesante de tratar y quizá lo plantee en algún momento.

      Permíteme que te diga que es un gusto «debatir» contigo porque después de cada comentario sé algo más, eso me hace crecer y te estoy enormemente agradecido por ello.

      Seguro que tú también eres una «loca» en algunos aspectos, y tu derecho tienes.

      De todo corazón, muchas gracias.

      Saludines!

  10. Sería importante saber hasta qué punto tenemos derecho a entrometernos en la vida de los demás. Solemos pensar que cada uno tiene derecho a vivir como quiera siempre que no afecte (al menos negativamente) a otros, pero no estoy del todo segura de si eso es o debe ser así. ¿Tengo libertad para vivir como quiera? Imagina que una mujer es maltratada por su marido (física o psicológicamente), pero a ella le parece bien, quiere seguir viviendo así. Hay gente, hombres y mujeres, que deciden vivir «esclavos» de sus parejas. No me refiero simplemente a un juego sexual que acaba cuando acaba el «asalto», sino a vivir esclavo las veinticuatro horas del día, golpeado, humillado, insultado, despreciado. Esa persona puede decir: «pero yo quiero vivir así, ¿a quién le importa?». ¿Y si se le escapa la mano al «amo»?, ¿Y si muere? Aún recordamos la historia del caníbal de Rotenburgo. Asesinó y devoró, aún con vida, a otro hombre, pero era consentido, los dos, libremente, querían hacerlo. ¿Podemos vivir como queramos? ¿cuál es el límite a nuestra libertad? ¿quién decide ese límite?

    1. Lo primero que tengo que decirte es que me cedas libremente los derechos de estas ideas porque, sin saberlo, me estás dando ideas y gran cantidad de inspiración para escribir en un futuro. :p

      Bien, ahora ya en serio, te responderé que creo que la humanidad no está aún lo suficientemente avanzada como para regular y legislar eficazmente casos como los que mencionas. La mente del ser humano sigue siendo un misterio en muchos aspectos y todavía es «pronto» para tipificar casos como estos, pues son muy escasos y no se han estudiado convenientemente.

      Mi impresión primera, aunque pueda parecer polémica, es que sí. Esas personas tienen derecho a decidir si quieren ser humilladas, golpeadas e incluso asesinadas. Devoradas vivas, si me apuras. Están en su derecho, como lo está cualquier persona que se quiere suicidar o que quiere malgastar su vida dedicándose a algo que no le gusta por el mero hecho de que dejarse llevar es lo más cómodo (aunque son casos MUY diferentes, todos comparten el hecho de que se respete el deseo de una persona si no inteviene en la vida de nadie). Otra cosa es si tienen familiares o hijos a cargo, en cuyo caso debe prevalecer el derecho de esos familiares, pues la persona en cuestión se comprometió al aceptar el cargo de los familiares o el tener hijos.

      Ahora bien, otra cosa muy distinta e increíblemente complicada es saber si esas personas deberían de ser privadas de esos derechos, de esas libertades, pese a que no hagan daño a nadie. Se puede usar el argumento de que el Estado, velando por su integridad, debe impedirle autodestruirse, pero en tal caso habría que estudiar de manera profundísima el asunto y legislarlo, cosa para la que, como te he comentado antes, la humanidad aún está en pañales.

      Personalmente, no creo que nadie en sus «cabales» (aunque la cordura y la locura es en cierto modo relativa, como he dicho en el post) decida tener una vida de sufrimiento físico y psicológico antes que una vida en armonía y felicidad. Podemos pensar que una mujer no puede dejar que su marido la maltrate, pero sin embargo hay prácticas sexuales como el sadomasoquismo que están socialmente aceptadas por mucha gente como algo que forma parte de la intimidad de la gente, de su privacidad y por tanto, es inviolable. Cómo tú has dicho, en estos casos el maltrato acaba cuando acaba el «asalto», pero quien sabe si el tener este tipo de conductas no podría repercutir o tener relación con la actitud de estas personas en la cotidianidad del día a día.

      Es extraordinariamente complejo, y a la pregunta de cual es el límite de nuestra libertad y quien decide ese límite, ahí es donde está realmente el «quid» de la cuestión. En principio, la idea de que el Estado vele por nuestra seguridad imponiéndonos límites está socialmente aceptada, pero al frente de las leyes están los hombres, y los hombres son capaces de cosas muy pero que muy malas. Con el pretexto de «nuestra seguridad» se puede tensar la cuerda cada vez más, y convertir unas leyes hechas para nuestro bien en una mordaza para nuestra libertad y un pozo para nuestros derechos (como puedes observar actualmente con numerosas leyes anti-terroristas). Ahí ya entramos en el debate de si al Estado le conviene o no (e incluso si provoca) actos de terrorismo para poder restringir las libertades de los ciudadanos, y ese debate es otro para el que, por cierto, tengo un texto medio acabado (imagino que cuando lo publique te gustará porque te gusta pensar).

      Lamento no darte una respuesta más tajante ni mejor, pero es hasta donde me llega el conocimiento.

      Por cierto, ya que estamos, quiero decirte que estoy elaborando un e-mail sobre cine, para explicarte qué gustos tengo, qué cine me gusta y qué películas son con las que más he disfrutado. Intentaré no extenderme demasiado, pero es que cuando pongo los dedos en el teclado, se me va todo. Si tuvieras algún inconveniente, por favor dímelo.

      Y de nuevo gracias por tu tiempo, es todo un placer para mí.

  11. Que el Estado vele por la seguridad de los ciudadanos puede llegar a ser peligroso, porque los límites son demasiado difusos. ¿Debe velar por la seguridad de los niños ante unos padres maltratadores? Casi todo el mundo diría que sí. ¿Y si los padres les dan demasiadas hamburguesas?, ¿y si les hacen miembros de una secta destructiva? De nuevo, casi todo el mundo diría que sí. ¿y si les hacen miembros de cualquier otra organización, religiosa o no?, ¿debe quitar la custodia a los padres de un niño obeso por la alimentación que le dan?, ¿y si les enseñan que a la violencia deben responder con violencia?, ¿y si les enseñan que a la violencia deben responder poniendo la otra mejilla?, ¿y si les dicen que deben despreciar el delito y compadecerse de los delincuentes?, ¿y si les enseñan que hay que odiar a todo el que es diferente?
    Y en cuanto a nosotros y no a nuestros hijos: ¿deben obligarnos a ponernos el cinturón de seguridad en el coche?, ¿deben prohibirnos correr delante de los toros?, ¿y escalar una montaña?, ¿y flagelarnos porque nos consideramos pecadores?, ¿y acudir a citas a ciegas ante la posibilidad de encontrarnos con un asesino en serie?, ¿y suicidarnos?.
    ¿Hasta dónde debe llegar la protección del Estado?, ¿hasta dónde nuestra responsabilidad para con nuestros semejantes?, ¿debemos denunciar, o al menos recriminar, a un padre que pega a su hijo?, ¿sólo si es una paliza o también si es un azote?
    La verdad es que no sé muy bien qué contestar a todas estas cuestiones.
    Un saludo.

  12. Hola, filósofo loco!
    Disculpa que comente tanto tiempo después de publicada la entrada. No suele estar bien visto en la blogocosa(hablando de vida en sociedad y de ir contracorriente) comentar tarde, sobre todo, porque si hay debate o intercambio de opiniones, la gente ya se ha pirado…pero tengo la costumbre de hablar sola. Y , por ende, me he sentido muy identificada con tu precioso post.
    En realidad, llego desde lo de Barbijaputa, que descubrí hace poquito, intentando hacer un sprint para leer todo lo que me de tiempo antes de que lo privatice. Estaba ahora con los lovely post y este es, de momento, el que más me ha gustado.
    Filosofía y locura, todo en uno. Me encanta y, con tu permiso voy a enlazarte, aunque me pondré al día con lo más reciente de lo que hayas escrito después de la marathon de barbijaputismo.
    Un besote.

  13. Gracias por la recomendación, le echaré una ojeada a ese título.

    Evi, procuro que la temática del blog sea intemporal. No te preocupes por dar tu opinión aunque sea fuera de los plazos establecidos en la blogocosa (que no sé lo que es). Todos los comentarios son bienvenidos lleguen cuando lleguen. Yo también leí a barbi, es una lástima que cierre. Me alegro de que a tí también te haya gustado el texto y espero que encuentres momentos para la reflexión en este sitio. Te agradezco tu tiempo.

    Ah! Muchísimas gracias por enlazarme, es todo un honor para mí, de verdad.

    Saludos!

  14. Me parece fantastico, di con la pagina viendo un video del che guevara, y venia una imagen de gandhi y el che juntos la busque y di con la pagina lei el articulo y me parecio maravilloso, segui buscando y di con este otro articulo y me parece mas grandioso, maravilloso y lleno de verdad.

    Realmente creo que con lo que escribes pasaras ala historia. Termino para seguir leyendo mas de tu pagina. Gracias por lo que escribes.

  15. Muchísimas gracias por tus palabras Jorge. A la historia pasamos todos, de una forma u otra. A mí lo que me alegra es que alguien descubra cualquier día a cualquier hora este blog y le guste lo que encuentra.

    Me alegro de corazón de que así sea y te agradezco mucho tu tiempo. Espero que lo que encuentres a partir de aquí también te guste, y si deseas comentar cualquier texto estaré encantado de debatir contigo. Gracias por tus palabras, de todo corazón.

    Un saludo!

  16. Genial entrada, comparto (y de hecho, difundo desde hace tiempo) lo que aquí cuentas.

    Yo planteo: Somos nosotros los locos? O son ellos? Se habla de locura cuando nos salimos de «lo normal», pero es que quizás deberíamos empezar a hablar de «lo común» más que de «lo normal». Tal vez lo normal sea estar un poco (o bastante) loco a nuestra manera. Tal vez lo que es de locos es vivir encajado en la sociedad y con una personalidad comprada en cualquier tienda de moda…

    En fin, no me alargo, porque es darle más vueltas a lo mismo…

    Gran descubrimiento este lar

    Saludos

    1. Hola Joyce! Bienvenido al blog y muchas gracias por tu tiempo y tu opinión!

      Estoy de acuerdo en que haríamos mejor hablando de «lo común», que de «lo normal». Eso eliminaría el juicio ético que se le presupone a algo que es «nomal», en contraposición a algo «anormal». De esta forma, algo podría ser común o no común, pero no normal o anormal.

      Es interesante lo que dices de si somos «nosotros» los locos o son «ellos». Yo no sé si los locos son la gente que piensa en vivir conforme a sus propios principios y razón, o la gente que se amolda a un standard social. De hecho, puede que una misma persona sea en algunos momentos un «loco» y en otros alguien «común» o «normal». Es algo muy relativo y no deseo gastar demasiado tiempo en relativizar si soy de un lado o de otro, por que al final puedes ser de cualquiera de los dos bandos según la ocasión. Bandos, por otra parte, que nacen únicamente del interés en generalizar cosas que tienen innumerables detalles donde diferenciarse.

      Pero bueno, esto te lo dice alguien que se llama a sí mismo filósofo loco, así que tampoco te vayas a creer mucho… ¿o sí?

      «Si los cuerdos creen estar cuerdos, y los locos creen estar cuerdos, ¿qué hay de los que creen estar locos? Yo no sé si soy un loco entre cuerdos o un cuerdo entre locos. No sé si el mundo está al revés o soy yo el que está cabeza abajo…» Muy grande!

      Un abrazo y enhorabuena por tu blog!!

  17. Tengo el derecho de ser libre: acabar con la opresión que nos imponen unas sociedadades o, en otro caso, a pertenecer a la «sociedad de los locos». Si quiero correr bajo la lluvia lo hago y como dice nuestro amigo, el Filósofo Loco, allí arriba «es un alago que me miren mal»… Que viva el sabio derecho de estar loco!

  18. Wow, como me toco esa parte de «tengo derecho a maravillarme cada día por la enorme casualidad y suerte de que mi corazón siga latiendo, y poder sentir cosas para las que las palabras se quedan pequeñas. Tengo derecho a estar loco, y a creer que la locura forma parte de la magia de la vida.»
    Porque el ser es extraordinario .Todo ser humano es un conjunto magnifico e inigualable de cualidades y actitudes que pueden no ser compartidas por un determinado grupo social o la misma sociedad.Lo que debe hacerte feliz es conocerte a ti mismo y asi sabras lo que te hace feliz, volverte un ignorante de lo que no tiene relevancia en tu vida, cumpliendo con tus obligaciones como miembro de una sociedad.
    No hay ley que te impida ser quien eres tu, y loque te compone digase; sentimientos, pensamientos y gustos por cosas que te hacen un ser pleno.

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